Jamás Leído. Día 4. Bienal Siart.

Dijo Dios: “Haya lumbreras en el firmamento celeste para separar el día de la noche, y hagan de señales para las solemnidades, para los días, y para los años, y hagan de lumbreras en el firmamento celeste para alumbrar sobre la tierra.” Y así fue. Hizo, pues, Dios las dos lumbreras mayores: la lumbrera grande para el dominio del día, y la lumbrera pequeña para el dominio de la noche, y las estrellas. Y las puso Dios en el firmamento celeste para alumbrar sobre la tierra, para dominar en el día y en la noche, y para separar la luz de las tinieblas. Y vio Dios que estaba bien. Y atardeció y amaneció el día cuarto.
Día 4.
D se pone sus guantes de látex y se acerca a la bañera, mira con cuidado, con estilo, analiza los ángulos, los olores. Un plástico cubre la bañera, lo levanta y continúa sus observaciones con la objetividad que debe hacerlo todo detective. Sin saber por qué recuerda los viajes de Marco Polo. Saca su grabadora, se graba:
D: Fanny, Diane: ya casi es mediodía afuera continúa nublado y está lloviznando, todo  indica un ambiente navideño y eso no deja de sorprenderme. Estoy parado en el mismo lugar de los hechos, parado al lado derecho de una bañera ensangrentada. La bañera estaba cubierta por un plástico, levanté el plástico y hallé una red. La bañera está llena de agua putrefacta  y en ella flotan los restos de cuerpos mutilados. Me animaría a decir que el arma con que fue hecho el crimen es un hacha. Debo encontrar el hacha. En cuanto a W, su comportamiento a lo largo de la mañana ha sido el de un hombre terriblemente excitado. Aparentemente no tiene idea de lo que está en su bañera porque asegura que ya hace varios días que no se baña porque ni siquiera puede salir de su cama.
Diane, Fanny: ¿En qué pesadilla me he metido?
W: ¡¿Señor detective?!, ¡¿está todo bien por allí?!
Escucha a W, pero habla para sí mismo.
D: La araña ha sabido cómo engalanarnos para que entremos a su casa caracolada.
W: ¡¿Señor detective?!, ¿está todo bien por allí?, no me haga asustar por favor que estoy muy sensible.
Detective apaga su grabadora, frunce el entrecejo, sonríe.
D: Pues W, yo no diría que todo está bien por aquí, diría todo lo contrario en realidad.
Déjamelo decírtelo así:
Querida amiga, ¿que yo puedo hacer para demostrarte
La cálida llama hogareña
Encendida en mí y eternamente por ti?,
¡Hey tú, bienvenida!,
dentro mi despensa tengo de galletas, cajas,
golosinas, embutidos, empanadas
¿No quieres venir y tomar una rebanada?
W: ¡Oh no, no, amable señor detective!, eso sí que no podrá ser, he oído de esa despensa y para nada la deseo ver.
Detective sonríe melancólico, se acerca lentamente a W marcado bien el sonido de sus zapatos. Piensa en la navidad. Lo mira a los ojos. Suspira. Baja la mirada, vuelve a mirarlo a los ojos y entonces dice:
D: W, quiero que seas sincero conmigo.
W: Eso siempre señor detective.
D: Hay cuerpos descuartizados en esa bañera, tanto que hasta sus cráneos han sido descuartizados en varios pedazos y hasta he encontrado la punta de un dedo meñique flotando a la deriva… Y tú dices que no sabes nada de lo que pasó, y sin embargo, me pesa mucho tener que decirte que... la lógica indica que.. tú eres el psicópata que descuartizó esos cuerpos... no quiero presionarte W, sólo quiero que seas sincero.
W queda consternado, tapa su rostro con una almohada y grita.
W: No sé cómo usted es capaz de imaginar algo así, yo quiero ser un artista no un asesino.
Solloza.
¿Pero cómo puede haber sucedido?... ¡Oh, Dios mío!
Detective mira un rato las luces de navidad a destiempo, el cuarto sucio y desordenado, se da cuenta de que su nariz ya se ha acostumbrado a los malos olores. Se pregunta por qué va a decir lo que va a decir.
D: Tranquilo W, te creo, claro que te creo. Sólo quería asegurarme, de amigo a amigo, de que no me mentirías, claro eso es absurdo, puesto que en caso de que seas el asesino, y no estoy aseverando que lo seas, me mentirías de todas maneras... así que no me queda de otra que confiar en nuestra amistad.
Reflexiona, mira la bañera, mira las lámparas, las grandes lumbreras y las pequeñas, mira a W que parece un niño asustado sin su mamá.
Hay que encontrar un lugar por dónde comenzar, una punta de ovillo.
Tú debes saber algo W, estuviste aquí todo el tiempo.
W rebusca algo en su mente mientras va apaciguando sus sollozos.
W: Bueno, como le dije, he tenido estas varias pesadillas... y en una de ellas había una mujer que me pedía ayuda, parecía desesperada, tanto o más que yo, y me suplicaba que vaya a por ella… estaba asustada bebiendo algo rojo, estaba en un café bar solitario, ófrico… creo recordar el nombre de ese lugar… oh, sí, claro, ¿cómo olvidarlo? Era el “Blueberry Café Bar”, ¿lo conoces?... ella estaba allí, pero no pude verla muy bien… y susurraba cosas... como que cuide bien la información, que ella lo hacía por nuestro bien, que corrija bien las cosas… señor detective, yo ya no comprendo nada… no sé dónde he caído… pero quizá ella pueda ayudarnos, ¿por qué no va a visitarla?... si no me equivoco su nombre es Fanny.
El detective mira atónito, asustado, sin poder creerlo.
D: ¡¿Qué dices?!,  ¿estás seguro W?, ¡¿seguro de que su nombre era Fanny?...
W: Sí señor.
D: ¿Frances Fanny Matilda Van de Grift Osbourne Stevenson?...
W: Eso no lo sé señor detective. Pero se veía perdida en el tiempo y en el espacio si eso le ayuda en algo a usted y le da alguna esperanza.
D: La esperanza es lo último que se pierde mi amigo. Tendré que ir inmediatamente.
W: Señor detective antes de que se vaya quiero decirle lo mucho que agradezco y aprecio lo que usted está haciendo por mí… y quiero decirle que se lo voy a compensar de la mejor manera ¿sabe?, aparte de sus honorarios quiero decir…
D: Luego hablamos de eso W, debo ir, ahora mismo…
Sale apresurado, esperanzado, casi en llantos invisibles. W se queda sólo…
W: ¡Usted es un gran hombre señor detective!, ¡un hombre noble como pocos, digan lo que digan los demás!, ¡vaya con Dios y cuídese mucho!
Apagón.
Capítulo V o VI???
Blueberries hill.
En la mesa está la bella y tierna mujer que parece sacada de una novela de detectives. Sigue mirando al vacío mientras toma una copa de algún licor preparado con cherry. Parece llorar pero está sonriente y su mirada extraviada pareciera querer encontrar extraviadas olas de mar. El detective se quita el sombrero y temblando, al borde del llanto y de la emoción y hasta podríamos decir de un infarto. Apenas puede articular palabras.
D: Señorita, disculpe… buenas tardes, estoy tan feliz de conocerla.
Fanny sólo lo mira.
En la radio del “Blueberry café bar” suena una canción y el detective se pone más nervioso aún. Ella es una muñeca absorta en sus pensamientos.
D: ¡Qué bella es usted!, ¡oh señorita!, he estado esperando toda mi vida para  poder conocerla permítame bailar con usted esta canción, sólo esta canción, sea usted amable por favor,  y no la molestaré más…
Fanny mira al detective por un momento, sonríe, le causa gracia, le hace un gesto de no con la cabeza.
D: Disculpe, no quise molestarla, claro… no se preocupe… En realidad estoy aquí por un amigo... está en graves problemas, ¿puedo sentarme un momento?... ¿sí?, por favor.
Fanny asiente. Y con su mano hace la señal de “sólo cinco minutos”.
D: Muchas gracias… lamentablemente y debido a la gravedad de la situación, no puedo decirle la situación exacta de este mi amigo, sólo puedo decirle que lo estoy ayudando y que la verdad es muy extraño todo esto, pero este mi amigo me dijo que usted está aquí, que la viniera a buscar, que tal vez usted podría ayudarnos y ser una punta de ovillo, que usted se le apareció en sus sueños pidiéndole ayuda… y él me habló de este precioso pero melancólico café bar porque también lo vio en sus sueños y bueno… señorita… disculpe estoy muy nervioso… señorita… usted… ¿usted frecuenta mucho este lugar?, quiero decir… ¿frecuenta a menudo Blueberries…?
Fanny saca un cigarrillo, el detective se lo enciende con la mano temblorosa con su encendedor de níquel o cobalto. Aspira el humo, toma algo de su copa, cruza las piernas se arregla el pelo, mira al vacío, mira al detective.
F: ¿A qué te dedicas niño?
El detective tiembla, suda, desfallece. El paroxismo absoluto.
D: La verdad, verdad, señorita...  soy un detective fracasado... señorita.
F: Bueno, detective. La verdad es que yo… vivo… en Blueberries.
Es mi colina favorita.
Suena una nueva canción en la radio del viejo “Blueberry Café Bar”, y el detective y Fanny bailan sentados sin bailar, meciendo imperceptiblemente sus caderas, sus cuellos, sus hombros, sus cabezas, sus labios, sus ojos, sus cerebros.
La tragedia de la bañera sangrante os relato.

W: Señor detective, ¿debo aceptarlo verdad?
D: ¿Qué cosa W?
W: Mi mamá y mi hermana ya no van a volver…
Mirando a la bañera.
D: No lo sé W. Esos cuerpos de la bañera son irreconocibles.
W: Dígame la verdad…
D: Lo dudo mucho… Lentamente: Doble v…
W llora desconsoladamente.
W: ¿Quién pudo ser el hijo de puta, señor detective? Solloza más, grita, se araña el rostro y jala sus cabellos. ¿Cómo puede existir alguien tan enfermo, tan malvado, tan psicópata?..
D: No lo sabemos W, simplemente coexisten con nosotros, tú y yo podríamos haber nacido psicópatas y seríamos los repudiados, supongo que si fuésemos ellos no podríamos hacer nada, porque bueno seríamos simplemente ellos, destinados de alguna manera, es una cuestión cerebral, un circuito extra, una descarga más, una descarga menos, y nuestras vidas son tan fluctuantes, tan mudable es el destino de los hombres, ahora estamos bien y mañana quién sabe, una especie de Dios entreteje nuestras aventuras y nos destina a ser tal o cual, es difícil, pero a veces pienso que si yo hubiese nacido Hitler nada hubiera podido cambiar ese hecho, así como si hubiese nacido un violador o un asesino o un político, y es aterradora la idea, es decir, si hubiera nacido  cualquiera de ellos, hubiese sido ellos y ya, porque nadie me va a negar que existieron, y aunque yo fuese un ángel de bondadoso en ésta mi personalidad en ésta mi conciencia, no podría traspasar ésta mi conciencia bondadosa a la otra conciencia malvada porque si fuese esa otra conciencia ya no sería ésta, no habría forma de que dijera  oh rayos estoy haciendo mal esta violación, este asesinato, no lo aprueba mi conciencia de detective, una voz de un ser que me llega de lejos de manera paradojal… no… eso es imposible y entonces si yo fuera ese asesino, con esas condiciones de vida sería ese asesino no más y lo mismo con ese violador, ese psicópata… esa Borgia, ese Mussolini, esa Agripina, ese Nerón… todos ya muertos, ya hechos inevitablemente, existidos pese al pesar, quién eres tú W para juzgar, ¿acaso puedes tener la insensatez de decir, no, si yo fuese Calígula no sería Calígula, sería el buenito de W nomás?... qué idea tan imposible y estúpida.
Sollozando ya menos, casi dormitando.
W: Para usted es fácil decirlo porque no le han matado una madre ni una hermana.

W se duerme acurrucado con su osito y el detective se queda pensativo.
W se duerme acurrucado con su osito y el detective se queda pensativo. Mientras entreteje sus propias teorías.


D: Quizá mucho de lo que W me ha descrito sería inconcebible para muchas personas, visitas de Dioses griegos, telarañas inmensas, escritores del pasado que planean asesinarlo. Su último delirio consiste en que según él la propia Literatura lo va a asesinar si no se apresura. O el Arte mismo. Y yo trato de no escucharle de no hacer caso a las sandeces que dice, sin embargo no puedo evitar sentir una sincera emoción porque acaso lo que me diga sea cierto en alguna medida
De todos modos he apuntado las que a mi juicio son las posibles soluciones, no son muchas: primera, fue Clitemnestra, y los cuerpos allí son los de Casandra y Agamenón, segunda, fue W y los cuerpos allí son de alguna novia y de su amante, o de su mamá y de su hermana, tercero W es un fantasma y su cuerpo yace en la bañera junto a su amante, y entonces una novia celosa es la asesina, o cuarto W yace allí con su novia, y la amante es la asesina, o quinta, yacemos allí yo y W y, de nuevo, la novia celosa nos ha matado, o sexta yo yazco con su novia y W nos ha matado, o séptima, efectivamente es como dice W y por culpa de sus malditas redes estamos en la bañera, sin pena  y sin miembros. Y todas, modestia aparte, son posibilidades hermosas.
W abre sus ojitos.
 W: Yo creo que son todas las posibilidades en una sola.
D: ¿Así que estabas escuchando?
W: Llegué a escuchar la última parte entre somnolencias.
D: ¿Y no estás enojado por qué te incluí en mis posibilidades?
W: No, porque creo que simplemente está divagando… Y además pienso que usted está loco… 
D: ¿Yo estoy loco y que tendría que decir yo de ti? Señor Hermes, el mensajero.
Se ríen. Pausa. Se miran. Pausa… W ahora parece hablar con la ternura de una flor excitada y radiante, susurra casi caprichosa, casi voluptuosa.
W: Además… no tengo novia…
Se miran largo rato a los ojos, nerviosos, un extraño ambiente los ronda, aureolas de rosas y, a pesar de estar lejos el uno del otro, parecen dispuestos a besarse en cualquier momento. Acercan sus brazos, los levantan, entrelazan sus dedos. Un ruido, un trueno, un algo, hace que el detective tome conciencia de lo que sucede y a pesar de que quiere dejarse llevar se aparta, un poco nervioso, ambos disimulan tal momento de incomodidad.
W: ¿Y hasta ahora no me contó cómo le fue con Fanny, señor detective?
D: Es que no la encontré.
W: Eso no puede ser, ¿la buscó bien?
D: Encontré una Rebeca, una Ruth, una Esther, una Lía, una Ross y ninguna quiso bailar y todas me botaron a los cinco minutos de hablar con cada una de ellas… ¡ja!... ¿puedes creerlo?
W mira a la vez ilusionado y a la vez decepcionado.
W: Entonces tal vez mi muerte está más cerca que nunca. Bueno, hicimos lo posible, ¿no cree usted?
D: Deja de hablar así W, yo soy tu amigo, ya no me trates de usted.
W: No puedo evitarlo señor detective, cada vez me siento que soy un  niño más y más pequeño y más y más asustado, sólo que con la conciencia adúltera de ser un niño., como ese Benjamin Button.
D: Tranquilo W, esta noche volveré a ir a Blueberry café bar, esta historia aún no ha terminado.
.

¿Qué puede ser peor?
¿Frances Fanny Matilda Van de Grift Osbourne Stevenson?
F: ¿O sea que lo dejaste dormidito con su osito y todo?
D: Sí hasta le canté una canción de cuna. Luego le dejé hamburguesas y limpié sus basinicas.
F: ¿Y no tienes miedo de que le pase algo?
El detective piensa un rato, y se echa a las rodillas de Fanny.


D: Tenía que verte Fanny, era sumamente necesario.
La tragedia de la bañera sangrante os relato.
D: Esta noche estás más bella que nunca, Fanny.
F: Tal vez dices eso porque tenemos que despedirnos detective, las despedidas nos hacen más bellos… y mañana a estas horas estaremos alejándonos el uno del otro.
D: Déjeme ir con usted.
F: Sé que no podrías abandonar a tu amigo. 
D: ¿Dónde se va?, no se vayas sin mí, mañana resolveré finalmente el caso, déjame ir con usted.
F: ¿Por qué me sigues tuteando aún después de que hicimos el amor?
El detective llora ríe ante la respuesta que va a dar.
D: Es porque me siento un niño, uno abandonado y más pequeño cada día que pasa, sólo que con una conciencia adúltera de esa niñez. Y este niño te ruega que no me abandones por favor.
F: ¡Oh niño!, no sabes en lo que te estás metiendo… soy diez años mayor que tú, ¿cómo confiar en un niño inestable como tú?… Además sé cómo acabaría esta historia, sé que morirás muy pronto víctima de tu enfermedad, y sé que me quedaría sola… llegaríamos a una playa y allí luego de 14 años morirías víctima de tu enfermedad  dejándome sola… no podría soportarlo, es mejor así…
El detective está que se parte, no escucha razones.
D: Por favor lléveme… se lo suplico... no miraré hacia atrás.
F: Soy un mujer casada detective… estoy pasando por un momento difícil, mi esposo está muriendo y yo no estoy con él, estábamos haciendo los trámites del divorcio, ya no nos soportábamos, y entonces él cayó enfermo, ¿cómo se supone que debo sentirme al respecto?... Mañana en la noche parto a California para encontrarme con él… ni siquiera sé lo que va a suceder.
D: Iré tras de usted…
F: Tengo tres hijas detective… ¿las aceptarás acaso?...
D: Por supuesto.
F: Siempre dicen eso, pero ya en la convivencia es otra cosa, si lo sabré yo, no es culpa de nadie, es simplemente nuestra naturaleza.
D: Me cago en nuestra naturaleza, yo cuidaré a sus hijas como si fueran mías, y viajaremos los cuatro por todo el mundo, no necesitamos nada más.
F: Mañana será nuestra última cita detective, disfrutemos estas noches que nos quedan.
D: Nunca me separaré de su lado, he esperado treinta años de mi vida para encontrarla.
W de trasfondo, con una luz muy tenue, mientras escribe en su cuadernito.
W: ¡Ah, las imposibilidades del amor, si yo siempre lo dije!
El detective y Fanny bailan, fuman, hacen el amor, vuelven a bailar, vuelven a hacer el amor, y todos en Blueberry café bar aplauden y celebran su amor. Por las ófricas ventanas del Blueberry café Bar se vislumbra la resaca de un amanecer. Repentinamente, Fanny entra de nuevo en un extraño estado de trance, su mirada se pierde, se sientan de nuevo, el detective sólo la mira.
F/Cassandra: ¡Ah! Casa odiosa a los dioses, testigo de muchos crímenes dentro de la familia, de desmembramientos; un matadero de gente, un suelo empapado en sangre.
¡Ah!, humanidades que lloran su degüello, carnes asadas devoradas por un pérfido.
¡Oh dioses! ¿Qué se prepara? ¿Qué es este nuevo y gran dolor? Un gran mal se trama en esta casa, insoportable para los amigos, incurable, y el socorro está lejos.
¡Oh miserable! ¿Vas a terminar esta acción? Al pobre hombre que consigo mismo comparte su propio lecho, después de haberlo lavado en el baño... al de los dioses juguete, ¿cómo diré el final?
D. Fanny no entiendo nada; ¿por qué habla con oscuros oráculos y con enigmas?
F/Cassandra: ¡Otototoi Eh, eh, oh, oh! ¿Qué es esto que aparece? ¿Es una red de Hades? Es Clitemnestra que ahora va a por tu amigo, ¡cuán insaciable, cuán confusa! ¡Ah, ah! ¡Ahí, ahí! Aparta el toro de la vaca.
¡Ay, ay, desgraciada! ¡malhadada suerte mía! Lloro mi propio dolor y lo vierto también a la copa. ¿Con qué fin me has traído aquí, desdichada de mí? No a otra cosa que compartir la muerte, sin duda. El cuarto exhala un olor de muerte y de sangre derramada.
D: ¿Cómo es ese olor, huele a soledad?, ¡¿es W?!, ¡oh no!, no debí abandonarlo, ¡oh no!, seguro está muerto... el hacha ya ha caído sobre su cabeza, ¡oh no!, dime, ¿te refieres a él?, ¡dime que no es el! ¡Por favor!
 F/Cassandra: Es un hedor como el que sale de un sepulcro.
El detective sale corriendo con la esperanza de ayudar a W, aunque sabe en su fuero interno que es demasiado tarde. Fanny se queda sola mirando su copa, con los ojos abiertos, se coloca una diadema en la cabeza, saca un hacha debajo de la mesa, y varias nueces de su bolsillo, las coloca encima de un tronco talado que hay en el Blueberry café bar y grita más fuerte aún que antes. De trasfondo W, y con una luz cenital tenue, está parado, al lado de la bañera, sujetando a su osito Marco Antonio, y una hachita dorada y listo para darse un baño, y a medida que Fanny va gritando su texto, W lentamente irá quitando el plástico de sobre la bañera e irá entrando y luego sumergiéndose, lentamente también, en la bañera; una red le caerá encima, y cuando Fanny comience a dar hachazos lúdicos, W los recibirá chapoteando en la bañera y claro, en el chapoteo se podrán ver los pedazos de los ya putrefactos cuerpos de su madre y de su hermana.
F/Clitemnestra: Ahí lo tienen ciudadanos, honra y prez de la Argólida. Ciudadanos, no me voy a avergonzar de dar, en vuestra presencia, muestras del amor que siento; que con el tiempo declina en el mortal el pudor. Y sin haberlo aprendido de terceros, contaré la vida que yo he llevado durante el tiempo en que estuvo mi esposo al pie de Ilión. Primero, para una esposa es ya un tormento sin par estarse en casa sentada sola y sin la compañía del marido, toda suerte de desalmados rumores escuchando; que uno viene a traer malas noticias, y después, otro, con nuevas peores y, así, van todos anunciando mil desgracias para la casa. Y si tantas heridas él recibiera cual, por diversos conductos, traían hasta mi casa los rumores, bien podríais decir que más agujeros tiene que una red.
Lame el hacha baila, hermosa, fría, transparente, vengativa. Mística. A medida que diga su texto irá destruyendo con el hacha las nueces y las avellanas.
Y si antes dije palabras que exigía este trance y ahora lo contrario proclamo, no voy a sentir rubor. Pues, ¿cómo el que prepara acciones enemigas contra sus enemigos que fingen ser amigos, podría tender los hilos de la perdición a mayor altura que su salto? Este encuentro no he dejado de meditarlo hace tiempo. Y ya llegó la hora del triunfo final, ¡tras tanto tiempo! Aquí me yergo, do descargué el golpe, ¡chak!, ante mi víctima, y obré de tal manera, no os lo voy a negar, que no ha podido ni huir ni defenderse. Una red sin salida, cual la trampa para peces eché en torno a su cuerpo, y cae en la bañera. La tragedia de la bañera sangrante os relato. Sin piedad comencé a destruir la pérfida riqueza del ropaje de un hombre lleno de perfidia. Lo golpeo dos veces, ¡chak, chak!, y allí mismo entre un grito y un grito se desploma. Cuando está ya dentro un tercer golpe le doy, ofrenda a Hades, protector de los muertos. Ya hundido y tajeado profundamente su espíritu exhala, vomita un gran chorro de sangre, y me salpica con las negras gotas de un sangriento rocío, y me mojo alegre como las mieses al recibir el agua fértil de Zeus y fruto de mi excitación explosionan orgásmicas y en chorros mis amables espigas. Así están las cosas, ancianos venerables de Argos; podéis regocijarnos si os place; y sino, no se preocupen, que yo me ufano de ellas.
En la radio de Blueberry café bar ponen una canción que Fanny baila sin soltar el hacha. Está toda ensangrentada y llora, aunque sonríe, y se come unas cuantas nueces y avellanas que tritura ya con cariño de rato en rato. Al finalizar el baile canción mira a la pared oscura fijamente, como recuperándose del trance.
F: ¿Han notado ustedes el increíble parecido que tienen las nueces y las avellanas con los cerebros?
En tanto el detective ha llegado al cuarto de su cliente y amigo W, roto en llantos, gritando W hasta quedar afónico. Para su alegría lo encuentra escribiendo plácidamente en su cama. Está más niño que nunca.
W: ¿Qué ocurre señor detective, por qué la agitación?
D: W estás a salvo… estás a salvo W.
El detective se acerca hasta la cama y se sube encima y abraza y llena de besos a W.
D: ¡Condenado demonio estás bien y a salvo!
W: ¡Oh señor acaba de olvidarse de las redes, nunca más podrá salir de esta cama!...
D: ¡Al diablo con eso W!, tuve una visión horrible en la que te acercabas a tu bañera y eras mutilado por una loca de la mitología…
W: ¿Esta loco?, ¿cómo voy a hacer eso si le dije que no puedo salir de esta cama ni un momento? Apenas alcanzo las basinicas… Pero bueno… si me mutiló en la bañera seguro era una loca hermosa.
D: ¿Cómo has estado querido amigo W?...
W: Como siempre, un poco asustado, mi querido señor detective, y bastante perdido, pero es normal supongo, esto de no saber que escribir y de bloquearse inevitablemente, pero aunque no lo crea esta mañana me he levantado viendo el 8 y 1/2 de Fellini y mis ganas de escribir han vuelto renovadas, seguro más allá las perderé de nuevo y de nuevo descubriré que nada tiene sentido, pero entonces seguro veré uno de esos documentales sobre la vida de Proust y mis energías se renovarán de nuevo, no hay final querido señor detective, esta montaña rusa no tiene final, es al mismo tiempo una tortura y una bendición, te da razones de vivir y te las quita, ora te sientes que serás capaz de ser el mismísimo Cervantes, ora quedas desconsolado y te sientes la peor basura pretenciosa que haya podido concebir Dios.
D: Noto que eres muy creyente W.
W: De hecho señor detective creo en todos los dioses y a todos los temo, creo sobre todo en los doce griegos del panteón griego, y en el dios católico, pero sólo porque son de los que más he leído y por supuesto que creeré en todos los que estén en los libros y vaya descubriendo, ¿cómo sino podría hacer el amor con tantos y tantos libros escritos en base a estas mitologías?, ¡no hay manera!, es necesario un grado de misticismo señor detective, así en la vida real no sepamos un carajo de lo que sea Dios, eso es lo de menos, es más importante allí en la terrible infinitud de hojas de pensamientos traspasados desde hace más de dos mil años, eso es para mí Zeus, Yahvé, Hera, y el largo etcétera, así es como yo lo veo señor detective, pero lo digo tan rústicamente que no puedo pasarle si quiera un mínimo del porcentaje de asombro que toda esta  idea me provoca. Claro que la otra, la del maquillaje y la de señoras que se escandalizan por ver penes me da risa y bien puede ir al basurero, aunque no niego que pueda formar parte de todo el universo contradictorio y horrible del cual me hablaba usted hace unos días, en todo caso sólo me queda agradecer no haber nacido una de esas señoras.
D: Me alegra verte de buen humor W, me vas a hacer llorar más aún…
W: Llore si puede señor detective, es hermoso llorar… y qué mejor razón que este mi optimismo, aunque temo decirle que es bastante pasajero, luego estaré otra vez tocando fondo… ¿sabe qué?, no sé por qué, pero esta mañana me recuerda a las navidades ésas en las que sabes que tu mamá clase media te lo comprará regalos, y entonces sales a comprar regalos y estás feliz, no podría ser de otra manera, y luego ves tanta miseria y en la noche comes tu picana tratando de ignorar el frío que pasan allá afuera y estás con tu familia y abres la sidra  o el whisky  o alguna vez la pasaras solo, no sé, pero entonces hay ese ambiente tan tenso y contradictorio y si despiertas sin resaca al día siguiente puedes sentir el aroma  nostálgico de la ciudad… y entonces te sientes sobretodo impotente e insignificante. Pero sigues tu vida…. Por qué que más es lo que podrías hacer y sigues con tus actividades, y es mejor porque sino la desolación llegaría a ser insoportable y entonces de nuevo las pisadas, la gente mirando… sí, no queda más que llorar y ya ni sabemos si de alegría o qué, no importa… Hoy me siento mejor, pero dicen que eso suele ser el preámbulo al ataque definitivo de un malestar…no quisiera morir señor detective, de veras que no quisiera morir… si un día logra ver al Illimani en los mares de Vailima piense en mí…
Capítulo final
VAILIMA.
Tusilala y Aolele.
Acaban de hacer el amor y Fanny está a punto de partir, el detective está desolado no puede creer que la tiene que perder.
F: A propósito, nunca me dijiste a qué se dedica tu amigo…
D: Nunca lo supe, ahora dice que quiere ser escritor, pero creo que por lo general hace teatro, como todos nosotros.
F: ¿Ah sí?, de niña yo tuve un profesor de teatro…
D: Las simetrías de la vida… este teatrero es todavía relativamente joven, bueno… ya va a tener treinta… pero cuando compartes tiempo con él es un niño, tal vez hoy limpiemos definitivamente esa bañera…
Sonríen. Pausa. Se miran. Pausa. Un beso.
F: Bueno, es hora de subir al tren.
D: Te alcanzaré lo juro, ahorraré y tendré dinero para alcanzarte…
Fanny tan sólo sonríe. Lo besa.
F: Adiós, detective Stevenson. ¿O debiera decirte, Tusilala?
D: … Aolele.
Todos debíeramos morir.
Llega al cuarto, busca a W, no está, sólo encuentra una carta.
D: ¡¿W?!, ¿ya aceptaste que no estabas atrapado por las redes?... Limpiemos la bañera y vamos a beber como cosacos al Blueberry café bar. ¡¿W?!
Encuentra una carta:
Gracias por todo señor detective pero tuve que hacerlo, usted mismo sabía que no podía ser de otra manera… pero es que ya era demasiado, y yo muchas veces me lo dije: con estas cosas no se juega chiquillo, ¿!vas a zambullirte a hacerlo o no¡?, y entonces decidí partir para hacer poesía. Un abrazo señor detective, allí en la mesa le dejo lo que le prometí y ya no pude decirle cuando salió en busca de Fanny, es la herencia de mi madre, el señor Robert Louis Stevenson me visitó en sueños y me dijo que el máximo sueño de usted es conocer Vailima, espero contribuir un poco a ese sueño.”
Atte.: W.

La araña simuló volver a su guarida,
Sabía que la estúpida mosca volvería,
Una red sutil tejió en el rincón de la astucia
Lista la mesa para a la mosca degustar
Y muy alegre la taimada se puso a cantar:
 “Aquí, aquí, mosquita de nacaradas alas,
Tan verdes y purpúreos tus aterciopelados pelos-
Tan de rubí tus ojos y los míos tan cobalto apagado
 Y ¡zum, zum!, rápido llega la ingenua,
Halagada, adulada, al rincón de la astucia llevada por sus propios revoloteos,
En el aire dibujando zumbidos, cada vez más cerca del final,
Embebida en sus ojos de rubí, sus colores púrpuras y verdosos,
Una mariposa según ella, ¡pobre ingenua!
Finalmente saltó la astucia y la  violencia de la araña
Inoculada la mosca fue llevada a los últimos pisos de la casa caracolada
A una guarida con olor a soledad, a carne podrida,
a muerte, a sepulcro, a sangre derramada...
Un saloncito elegante, sí, pero sin un Dédalo
Que la ayude a salir.

The end.

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